…Con referencias al arte povera, al neo-expresionismo y al informalismo, su experimentación con materiales, texturas y colores va más allá de cualquier marco genérico, caracterizándose por un estilo y estética bien propios. Innovación e imaginación trabajan en la transformación de cuerpos creados a partir de objetos desechados por la memoria, estableciendo y transgrediendo conceptos establecidos. De este modo su originalidad es testigo de un diluirse en experimentos y experiencias resumen de su trayectoria, sin pautas de clasificación impuestas por ningún modelo o corriente artística. ¿Qué forma tiene la pasión, de qué color es la vida, de qué material está hecha la ternura? En un análisis de los impulsos, del cuerpo y de la esencia humana, Eloy Velázquez viaja escogiendo un camino que se adentra en los ojos de la escultura, en los ojos del artista y en los del espectador. «…Tiene que caminar en la oscuridad y encontrarse con el corazón del hombre, con los ojos de la mujer, con los desconocidos de las calles… En ese objeto vivirá la poesía».1 Su propuesta camina ciertamente por esos senderos y se tropieza con el mirar íntimo, el mirar del que observa y del que transmite, narra o siente esa lejanía de emociones capturadas al paso y expresadas en cuerpos y rostros deambulantes, pero su poesía es cromática es espacial y sincera. Sencillez y belleza resumen la poética de la mirada ensimismada, acompasada por un asombroso torrente de ingenio y creatividad, y empeñada en excavar en los sentimientos del ser humano.
Julieta Manzano.
( Extraído del catálogo de la exposición «Miradas Perdidas» )
Enlaces de interés
Reseñas de la exposición
Reseña en «El Diario Montañés»